Quién era Ringo

Llevo rato pensando cómo contar brevemente la historia de Ringo y su huella que impactó mi vida al punto de volcarme de lleno hacia la conexión con animales.

Y me cuesta empezar a escribir sobre Ringo, en especial porque me resulta molesto hablar de él en pasado.

Todo aquel que lo conocía, en ese momento, o eventualmente, me decía (siempre-siempre): "nunca conocí ningún perro como Ringo". Y es por esto también que hago esta publicación. Yo nunca conocí ningún *ser* como él. Literalmente extraordinario. Extra-sensible. Extra-fabuloso.

"Embajador pichibul" le digo yo. Representante de todo lo que está bien.

 

 

 

 

Cuando Ringo murió, tratamos de consolarnos pensando que era demasiado bueno para este mundo. Y después de su muerte, todo aquel que lo conocía dice eso: "era demasiado bueno".

Me parece un bajón tener que nombrarlo en el pasado porque él no está ahí, en el pasado. Está y siempre va a estar presente. Entonces trato de evitar decir que fue porque Ringo no fue.

Ringo es y será para mi la evolución. Maestro de la vida.

La enseñanza que me (nos) da no se apaga.

 

Tenía 19 años cuando adopté a Ringo. Era uno de los cachorros de Sharon&Kimbo. Una American Pitbull y un Stafordshire Terrier. No era el plan de su humano que se reproduzcan pero sucedió y Sharon tuvo 5 cachorros. 5 machos y una hembra. Sharon se comió a la hembra.

Google: por qué las perras se comen a sus cachorros? = Instinto. Veterinario me explica lo mismo. Profesor de psicología canina me explica lo mismo.

Nunca me había relacionado con un perro de porte "potencialmente peligroso" y tenía mis prejuicios sobre los Pitbulls y sus capacidades de daño. Y ahora me dicen que la madre se comió a su hija por instinto?

Hacerme cargo de Ringo me encendió las ganas de aprender sobre perros, y empecé a instruirme de manera autodidacta mientras lo criaba intentando atender todas las necesidades que comprendía. Me encontré con su primer paseadora: Ale, que fue quien me ayudó en gran parte a que Ringo sea el perro sociable que era. Unos años después, fue también la razón por la que terminé conociendo Gulliver Dog Team, lugar donde aprendería sobre psicología canina.

La vida de Ringo no fue larga, pero todos sus años de vida los pasó disfrutando y nutriendo a los que lo rodeaban. Recuerdo que su amor por el agua apareció aun antes de conocer el mar, sumergiendo la cabeza en un balde e intentando nadar en el bowl de agua. Pero el día que conoció la playa, le fascinó. Se sumergía en el oceano cual retriever, con su experiencia en piletas. Se relajaba y revolcaba en la arena. No tenía ningún tema. Todos los entornos y momentos los disfrutaba. Incluso ese día que tragó agua salada y vomitó. Le prometí que iba a vivir cerca del mar y mientras vivió no llegamos. Pero años después vivimos con Bahía en Chapadmalal (lugar donde dejamos sus cenizas) y actualmente en el Caribe Sur de Costa Rica.

Bueno, y por qué le ponemos La Brigada de Ringo

 

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